Sobre amigos invisibles y botellas

¡Saludos, viajeros!

¡Este es el primer post del nuevo año! (¡¡bieeeen!!). Habréis notado que no he hecho ningún post reflexivo sobre el 2010, ni de resoluciones para el 2011. Tampoco voy a hacerlo. Simplemente por falta de apetencia... teniendo en cuenta los cambios que ha habido en mi vida en los últimos cuatro meses, lo que me ocurriera hace 12 parece muy lejano. Y pensar en el futuro me da vértigo, ya que tengo poca o ninguna idea de dónde estaré y que haré para cuando termine el año. Así que mejor centrarme un poco en el corto plazo (mientras pueda).

Navidades


Gracias al extraño pero maravilloso calendario docente del que disfrutamos en la Universidad de Oxford, en el que cada trimestre consta de 8 semanas de clases y 6 de vacaciones/exámenes, he disfrutado estas Navidades de casi un mes entero en casa. Y ha sentado muy bien. Principalmente, me he dedicado a pasar tiempo con la familia y con los amigos.

Sobre amigos invisibles


Y para celebrar la Navidad, el grupo de la EUITIO decidimos hacer un amigo invisible. Pero no un amigo invisible cualquiera, no... no un amigo invisible de esos en los que regalas algo útil... no un amigo invisible de esos en los que puedes gastar dinero en vez de escurrirte los sesos. Pusimos un límite de 2-3 euros (¿eso no es lo mismo que un límite de 3 euros?), y a partir de ahí comenzó la batalla de la imaginación y la creatividad. Porque, ¿qué puedes hacer con 3 euros que sea realmente memorable?




El resultado fue grandioso, con verdaderas piezas de coleccionista dignas de CEAD. Manuales de Ubuntu engañosos, apéndices extirpados y latas en conserva, un juego de PALA EXTREMA (sólo puede escribirse con mayúsculas) o el "Charly's Trafal Survivor Kit" son sólo ejemplos de las maravillas que se intercambiaron aquella noche en el Trafal a la luz de unas cervezas. En mi caso, recibí un ejemplar de edición limitada (limitada a uno, vaya, porque no creo que el autor esté por la labor de ponerse a hacer otro) del carismático Mini Marvin 800.

Para aquéllos que anden un poco despistados, baste decir que Marvin es un robot superinteligente maníaco-depresivo que aparece en la Guía del Autoestopista Galáctico (película, libros, originalmente serie en la radio...), obra de Douglas Adams.

El caso es que el pobre Marvin no puede sino despertar en cualquiera con corazón aunque sea una cucharadita de ternura. Y ahora, el Mini Marvin 800 que mi amigo invisible me regaló, forma parte de mi estante de recuerdos en mi habitación en Oxford. ¡Gracias, Dani!



Y botellas


Ah, sí. Si os habéis fijado, los otros dos recuerdos que hacen compañía a Marvin son dos botellas. La botella de 50 ml de Gordon's sirvió para unos cuantos gin-tonics la noche que cenamos spätzle en la casa JSL. Y la botella de Curiosity Cola, bueno... fue lo que me dieron en The Vaults and Garden cuando pedí una cocacola. Cuando la probé y me preguntaron a qué sabía, sólo puede responder: "curiosa...".


Larga vida a Mini Marvin 800, el robot.

Un saludo!
Adán.